Liliana Hernández

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“Mi mamá me puso dos nombres. Ella se llama Silvia. Por mi mamá me pusieron Silvia, y Liliana porque a mi papá así le gustó. Soy de Santiago Ixcuintla. Para mí es un gran orgullo, así como dice la canción, haber nacido ahí. Creo que todo lo que soy, a pesar de que viví ahí hasta los quince años, marcó mucho mi vida, mi personalidad y mi carácter. Mis padres son comerciantes de hace muchos años, tienen una carnicería ahí en el mercado de Santiago. Fuimos una familia muy grande, muy numerosa; yo soy la tercera de diez hijos. Me tocó una vida muy difícil económicamente, teníamos que trabajar en lo que pudiéramos desde que éramos niñas. Yo recuerdo que me tocaba a mí llevar las latas de manteca a la carnicería junto con mi hermano, él de un lado y yo del otro, ayudábamos en lo que podíamos por ser los mayores. El bailar era para mí una gran pasión, desde el kínder ya participaba en los eventos artísticos cantando y bailando. A mis quince años, por tener dos tías en Mazatlán, mi mamá nos dejó a mis hermanas y a mí irnos a estudiar la preparatoria. La oportunidad que me dieron mis padres, por la situación económica y siendo una familia tan numerosa, me llenó de orgullo. Mis padres no tuvieron ninguna objeción para que saliéramos adelante. Tuve la oportunidad de estudiar la carrera de administración de empresas turísticas, allá empezaba el boom del turismo. En la universidad empecé a sacar mis mejores promedios. Empecé a andar de novia y mi papá fue muy injusto y muy celoso, muy machista. Yo recuerdo que mi papá, al saber que tenía novio me dijo: “o estudias o tienes novio”. Yo le dije que iba a estudiar y a tener novio, y que además iba a trabajar. Antes de salir de la universidad decidí trabajar. Mi papá se molestó mucho y me independicé para que él les diera a mis hermanos más chicos. Decidí casarme y tener hijos, lo que es el baile y lo que es el canto ahí quedó. Ahí quedó como algo que ya no podía ser, seguí en el trabajo. Ya con hijos tuve que buscar un trabajo que me diera más opciones y empecé a dar clases. Daba clases de turismo en la universidad y clases de teatro en una preparatoria en donde pude tener a mis hijos mayores estudiando en el kínder y la primaria. Empecé de nuevo a vincularme con lo que es la cultura, la actuación, el baile y el canto. El papá de mis hijos decidió irse a la Ciudad de México a trabajar, yo no me quise ir y me vine aquí Tepic con mi hermana. A ella le iba muy bien y tenía una casa a donde podía llegar. Me vine y me puse a trabajar, luego se vino el papá de mis hijos y tuve dos hijos más. Quise quedarme aquí ya con un trabajo. Empezó una situación difícil con el papá de mis hijos y decidí empezar una vida yo sola. Fue cuando empecé a cantar y disfrutar más la vida con un karaoke que me regaló mi cuñada. Tengo una voz diferente, una voz grave con la que creía que no podía ser solista ni cantar. Empecé a cantar para mí y me gustó mi voz, otra vez me encontré y empecé a aprenderme de nuevo las canciones. Combinaba mi trabajo con pláticas de desarrollo humano, talleres y cursos de capacitación. Empecé a salir a cantar no sólo a mi tierra, a Ixtlán, Ahuacatlán, Amatlán de Cañas, a Mazatlán también me invitaron mis compañeros de la prepa. Tuve compañeros que cantaban y que ya habían grabado, ellos me motivaron a grabar mi primer disco. Empecé a cumplir otro sueño aquí en Nayarit, descubrí yo que los sueños que no se han realizado a lo largo de la vida se pueden alcanzar a cualquier edad, alcanzar los sueños es como rejuvenecer. Yo en la vida me hubiera imaginado que hace dos años me invitaran a representar a Nayarit en las fiestas patrias de Chicago, en la vida yo lo hubiera soñado. Ni visa tenía y estaba recién gastada de mi disco y la grabación. Fui a las fiestas patrias a cinco comunidades de Chicago, conviví con artistas maravillosos. A mi regreso me propuse grabar un nuevo disco para poder volver a Chicago y recién llegué de las fiestas patrias por segunda vez. En esta ocasión fue lo doble o triple de emocionante, nunca me imaginé que un mariachi internacional como el Continental de Mazamitla me acompañara en vivo a cantar.”

Liliana Hernández, 54 años
Cantante
Ella es #nayaritadelcentenario
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