María de Jesús Medina
“Soy de Tepic, de la colonia H. Casas. Desde muy chiquita era muy inquieta y junto con mi hermana iba a clases de karate en un centro del DIF. Ahí pasé mi infancia hasta que me fracturé. Entré a la secundaria y desde entonces decía que quería estudiar en la UAN, siempre iba como que muy acelerada. Me metí al centro de idiomas de la Universidad, me di la oportunidad de estar en el ambiente universitario. Mi papá es abogado litigante, me iba a ayudarle por las tardes y desde chiquita ya iba al tribunal a dejar copias, ya sabía que quería ser abogada. Me fui a estudiar a la Preparatoria número trece de la Universidad y después mi mamá entró a Derecho el mismo año que yo. Estudiamos la carrera al mismo tiempo, fue algo bien bonito. Ahora me dedico a la investigación jurídica desde temas frontera, al análisis de problemas desde distintas posturas y no solamente desde el derecho. La biología, la medicina, la salud y desde otras visiones podemos decir que en la solución de problemas nos encontramos entre la frontera de la ciencia. Desde muy joven me interesó la reflexión en cuanto a las nuevas tecnologías aplicadas a la medicina y sus áreas de razonamiento ético y jurídico. Cuando inicio a estudiar los temas que ahora exploro es cuando estaba en la Unidad Académica de Derecho; se organizó un debate de derechos humanos en mi segundo año de la licenciatura y eso fue lo que provocó mi pasión intelectual en estos temas. Se estaba recientemente discutiendo la clonación del primer mamífero, nos organizamos para discutir entonces si se debería permitir o no la clonación humana. Ahí descubrí todo un mundo, en el ámbito jurídico todo mundo hablaba de prohibir y nadie hacía una reflexión sobre los derechos humanos. Desde ahí supe que me iba a dedicar a esto. Luego se abrió la convocatoria del Verano de Investigación Científica Delfín y me enteré de que teníamos la posibilidad de participar y obtener una beca para ir con un investigador a toda la República o el mundo para hacer una investigación científica durante el verano. Un investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM comenzaba a reflexionar sobre temas de bioética y derecho, y en específico en la clonación humana. Empezamos a trabajar en temas de clonación humana y quedé fascinada con el Instituto, pero sobre todo porque me toco llegar con jóvenes investigadores que tenían una fuerte convicción en apoyar a las nuevas generaciones en que se interesaran en la investigación jurídica en temas frontera. Regresé a Nayarit muy emocionada y convencida de que me iba a dedicar a la investigación, de ahí ya nadie me movió. En adelante fue buscar las herramientas para ayudarme a conseguir mi sueño, mi sueño en ese momento era también ser investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas, donde ahora trabajo. Me fui a mi segundo verano de investigación y comencé con el tema de células troncales. Una de las vertientes de clonación tiene que ver con el estudio de las comúnmente llamadas células madre. Para mí era el génesis de todo: cualquier enfermedad del ser humano se debe a un mal funcionamiento celular, ahí encontraba otro campo súper importante para la vida jurídica. Terminé ese verano y estaba convencida de que me iba a ir a estudiar el posgrado al extranjero. Concluí mi carrera y junto con una amiga agarramos nuestras maletas y nos vinimos a la Ciudad de México al proceso de selección del posgrado de la UNAM y a las dos nos aceptaron. Comenzamos nuestra maestría y a la par éramos becarias del Instituto. Nos fue muy bien y encontramos el posgrado de nuestros sueños, ella en Girona y yo en la Universidad de Manchester, en Inglaterra. Terminaba la maestría en derecho en diciembre y me iba en enero al primer posgrado en bioética y jurisprudencia médica que se había abierto en el mundo, entré a la segunda generación. Se trataba de un doctorado por publicaciones, en el primer año tenías que publicar en inglés, en una revista indexada y arbitrada, era un requisito para continuar en el doctorado y ya después escribir tu tesis. Se acercaba el término de mi doctorado y de mi beca CONACyT, defendí mi tesis y al día siguiente ya estaba tocando las puertas de mi universidad. Llegué a la UAN de regreso y encontré cobijo en la Unidad de Investigación y Posgrado. Desde ahí pude dar clases a medicina, enfermería y en otras escuelas; encontré la manera de desarrollar la bioética de manera transversal. A los seis meses participé en la convocatoria del SNI y obtuve el reconocimiento de investigadora de nivel uno sin pasar por ser candidato. Tenía el reconocimiento del SNI pero no tenía plaza, al tiempo obtuve una plaza como investigadora de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; el sueño de mi vida se había hecho realidad. Desde que llegué ha sido una etapa importante de mi vida de investigación. En este momento trabajo el tema de manipulación genética en nuestro país para evitar alguna mutación en ADN; las células troncales y la genética están en mi línea de investigación. Quiero seguir tratando de realizar investigaciones frontera pero desde una perspectiva de los derechos sociales. Me hice una promesa de regresar a la UAN por un compromiso que tengo con la Universidad y con la sociedad. Cada año regreso a participar en la Casa de la Cultura Jurídica, en talleres y diplomados. Añoro regresar a mi Universidad.”
María de Jesús Medina, 36 años
Doctora en bioética
Ella es #nayaritadelcentenario
(375)