Alberto Vázquez

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“Crecí en el barrio de la Amado Nervo, todo mi vida he vivido ahí. Tuve una infancia muy bonita, yo crecí en casa de mi abuela que es como mi segunda madre. Mi abuela era ama de casa y mi abuelo carpintero, de ahí creo que heredé mi lado creativo. Soy hijo único, pero en casa estaban otros primos míos que fueron con quienes crecí entre pleitos y muchas experiencias gratas; ellos son los hermanos que no tuve por parte de mi mamá. Mi infancia fue muy grata. Cada sábado yo iba con mi mamá a La Loma, para mí fue ese parque de diversiones extraordinario, era nuestro tiempo juntos. Soy una persona muy alegre y comprometida conmigo, creo que desde pequeñito he sido alguien educado y atento con mis semejantes. Soy hijo de maestros, mi mamá es maestra, mi papá igual. Mi papá fue un líder sindical, siempre tuvo afición por la docencia y como que lo orientó hacia la política, es algo que le apasiona. Mi mamá estuvo más en el área administrativa de la Secretaria de Educación Pública. Siempre tuve esa afición por dar un consejo a los demás, por escuchar y apoyarlos. En el inter de la preparatoria a la universidad quise entrar a la carrera de medicina, siempre me llamó la atención el área de la salud. Cuando ingresé a la facultad de medicina no fue lo que yo creí, no llamó mi atención lo que encontré ahí. Dejé de ir a la escuela de medicina y entré en la UAN a estudiar los niveles de inglés. Volví a hacer mi examen para entrar a leyes bajo la influencia de una prima. Después me di cuenta que mi papá había querido ser abogado y que había estado en la escuela de leyes. Transcurrieron los cuatro años y medio, terminé mis materias y en menos de seis meses ya me estaba titulando. Quería seguir estudiando y entró en mí de nuevo la inquietud por el área de la salud y entré a estudiar psicología en una escuela privada y terminé al cabo de tres años y medio. Decidí abrir mi espacio y además trabajo en una secundaria por las mañanas, tengo una comisión de psicología, soy tal cual el psicólogo de la escuela. Tengo mucha afinidad con los alumnos, trabajo con los padres de familia y con los mismos maestros, mis compañeros. Mi consultorio es algo que disfruto mucho, puedo pasar todo el día aquí y no tengo ningún conflicto. Ahora entiendo que no ayudo yo a las personas, las personas se ayudan a través de mí. Es muy satisfactorio ver cómo llegan los pacientes, pero es más ver cómo se van cuando concluyen su proceso. Es muy nutrido y muy rico trabajar con personas, con su energía y con su espiritualidad. Creo que cada ser humano debe hacer lo que le apasiona, yo lo encontré en los pacientes y la confianza que cada uno deriva hacia mi persona. Quisiera continuar con mi espacio y enseñar a más personas el método y las herramientas que utilizo para que pudieran trabajar bajo el mismo esquema. Tengo en mente iniciar una maestría o algún estudio de posgrado en alternativas de procesos terapéuticos y empezar a promocionar herramientas a un nivel más grande.”

Alberto Vázquez, 34 años
Psicólogo
Él es #nayaritadelcentenario
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