David Acosta

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“Nací en un pueblito llamado Bellavista, en Nayarit. Ahí pasé una niñez feliz, estudié mi primaria. Salí a los trece años de la escuela porque repetí el sexto año. Al salir me dieron mi certificado, pero para seguir estudiando mi papá ya no tenía las posibilidades de apoyarme en los estudios. Yo entré a la Normal de Jalisco, pero al tiempo tuve que trabajar. Empecé a trabajar como “chango”, era cobrador en un camión tropical que entraba a los ranchos; para San Luis de Lozada, La Colonia, El Salado, Las Cuevas. Eran camiones de pasaje, pero les decían tropicales porque eran destapados de las orillas, cubiertos solo con una lona. De pasaje y de carga, era lo único que había para transporte. Duré un año ahí, porque me pasó un accidente, me dieron un balazo. En los ranchos había rivalidad de familias; en ese entonces mataron a un señor en el rancho de Buckingham, yo recibí un balazo en la rodilla. Como decían antes, lo venadearon al señor. Estuve grave en el hospital del Seguro Social en Tepic, me trajo el chofer con el que trabajaba. Como al mes me dieron de alta y mi papá ya no me dejó ir a trabajar porque era peligroso. En ese tiempo cerraron la fábrica de Bellavista, mi papá era obrero. Entonces teníamos una tiendita, mis hermanas mayores la atendían y mis papás trabajaban en la fábrica. Un fin de año, a mi papá, medio tomado, se le metió la idea de irse a México. Se fue solo y como a los tres meses mandó por los más grandes. Mi hermana Antonia y yo nos fuimos a México. Estuvimos trabajando y juntando para llevarnos a toda la familia, empecé trabajando en una empresa que se llamaba Etiquetas Bordadas de México. Nada más trabajé seis meses ahí; después me fui al Estado de México a una empresa que se llamaba Hilos Domic, estuve trabajando con mi hermana ahí. Mi papá trabajaba en una empresa textil también en la que se fabricaban suéteres, telas y suéteres. Con el tiempo nos llevó a trabajar con él, yo entré de diecisiete años a trabajar a la empresa y ahí me quedé. Era una empresa francesa, se llamaba Vitos de México, hacíamos suéteres y ropa de mujer. Yo era maquinista, trabajaba los elementos haciendo partes de suéter: las mangas, los cuerpos, los frentes y las espaldas. Había otras máquinas donde se cerraban y confeccionaban hasta que salían ya para la venta. Ayudamos a mis papás a apoyar a la familia, con el tiempo a los más chicos también les tocó trabajar ahí, los menores ya tuvieron oportunidad de estudiar. Yo estuve en la empresa unos cincuenta años, me pensioné de sesenta y siete. Los demás no duraron mucho, las muchachas se casaron y formaron sus familias. Yo también me casé, mi papá se pensionó y ahí seguimos. Formé mi familia y vivo feliz con ellos, tengo a mi esposa, dos hijas y un nieto. Duré bastante tiempo sin venir a Tepic y a Bellavista, unos veinte años. Cuando celebraron sus bodas de oro mis papás fue la última vez que vine yo a Bellavista. Regresé cuando mi hermana cumplió sus cincuenta años de casada, veinte años después. Desde entonces vengo muy seguido, cada año. Me he encontrado unos sobrinos muy buenos conmigo que me invitan a sus eventos, así me la he pasado.”

David Acosta, 76 años
Maquinista textil
Él es #nayaritadelcentenario
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