Víctor Rodríguez

09/07/2019

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“Soy de Jala, Nayarit. Estuve yendo a la escuela, hice primaria solamente. Trabajé por ahí con parientes, con amigos. A los catorce años me salí. Estuve trabajando en la tienda de mis tios en Guadalupe Victoria, lo que antes era La Birocha. Después estuve en Tepic trabajando en la Coca Cola, sólo estuve un año. Me vine a Estados Unidos y aquí cumplí dieciocho años de edad. La necesidad me hizo salir, tuve la oportunidad de venirme como bracero. Mi primer trabajo fue en Soledad, California, cerca de Salinas. Estuve en la pizca de lechuga, apio, coliflor, y también estuvimos trabajando en invernaderos cortando hongos y brócoli. De ahí me vine al condado de Orange y trabajé en un empaque de naranja, en ese tiempo era mayordomo un tío político, él fue el que me acomodó ahí. Estuve unos meses, de ahí me vine a Los Ángeles. Pasó el tiempo, me casé. Estuve con mi primera esposa como seis o siete años y me regresé a México a finales del sesenta y nueve. Estuve en Ixtlán, en ese tiempo mi familia ya no estaba en Jala. Mi mamá era de Ixtlán, y mi hermano que es sacerdote estaba en ese tiempo también en Ixtlán. Ahí empecé a echar más raíces. Me quedé en Ixtlán por una temporada, unos cuatro años, me dediqué a hacer tortillas un tiempo. Me regresé a Estados Unidos en el setenta y tres y empecé un negocio. Abría, lo vendía y hacía otro, carnicería, licorería, restaurante. Así me la llevé hasta hace tres años que vendí el último, una tienda de licores. Ahora me dedico a vegetar, a hacerme viejo nomás. Me retiré con mi último negocio y ahora recibo mi pensión. Este país me ha tratado muy bien, aquí nacieron mis hijos, aquí crecieron, estudiaron. Dos se hicieron maestros y otro trabaja en el palacio de gobierno, ya tiene quince años trabajando ahí.”